lunes, 27 de noviembre de 2017

Hacia Piedrafita... a las puertas del Camino.

De camino al Camino
En nuestro segundo día en España, habíamos dispuesto realizar nuestro traslado en autobús hacia el norte de España, concretamente hasta Piedrafita. Yo me ofrecí a ser siempre el primero en despertarme, porque nunca he tenido problemas para eso: incluso cuando me desvelo un poco, si tengo que levantarme a una hora específica, logro salir del sueño aún sin el auxilio de un despertador. La única duda era que el cambio de continente me trastornara el cronómetro interno, pero por suerte parece que mi organismo tiene su propio sincronizador, porque a las seis en punto de la mañana me estaba levantando y tan fresco. Por cierto, no sé si será cuestión genética, o si los consejos que nos dio nuestro capitán antes de los vuelos surtieron efecto (nos recomendó no dormir mucho la noche anterior y en cambio dormir todo lo que pudiéramos en los aviones, especialmente el del vuelo trasatlántico), o si de alguna manera los hados se sintonizaron a nuestro favor en este particular viaje, pero lo cierto es que yo no noté que ninguno de los cuatro peregrinos acusara el famoso jet lag, esa extraña sensación (y por ahora todavía desconocida para mí) de trastorno físico y hasta emocional que provoca el atravesar varios husos horarios.

lunes, 1 de mayo de 2017

MIS MANÍAS PARTICULARES AL VIAJAR: VUELOS Y ASIENTOS

Cuando tu único instinto mochilero es llevar mochila (y a veces).
Ser viejero, es decir, realizar viajes pasados los cincuenta años de vida, tiene sus particularidades, al menos en mi caso. Como ya lo expresé en una entrada anterior, tengo mi decálogo de viajes, pero creo que hay algunas otras manías o conductas mías al viajar que me parece pertinente añadir.

Es un hecho que casi todos mis viajes los he realizado ya pasado el meridiano de la existencia promedio de una persona, es decir, más allá de los 35. Nunca fui mochilero, y en realidad no sé si lo hubiera sido, pues mi fiebre viajera comenzó ya cuando ese tipo de espíritu aventurero había mermado en mí.  Así que difícilmente me veo con una mochila (de hecho casi nunca he usado una como maleta de viaje, y cuando lo hago es lo único de mochilero que manifiesto), comiendo cosas que no sé ni qué son, o durmiendo demasiado acompañado.

domingo, 16 de abril de 2017

Dos pérdidas y el bálsamo de Bernabéu

La advertencia fallida...
Una de las razones por las cuales el Peregrino Negro actuaba oficiosamente como líder de nuestro grupo tenía que ver con la experiencia: de los cuatro era el único que había estado previamente en España. Una de las desventajas de viajar solo, especialmente si visitas un lugar por primera vez, es que no dejas de sentir esa inseguridad que provoca, precisamente, la falta de conocimiento del campo. Personalmente, a pesar de lo mucho que procuro informarme sobre cómo comportarme y sacar el mayor provecho de mi viaje, siempre encuentro que, al volver, me entero de que hubo algo que pude o debí hacer que me hubiera facilitado todavía más las cosas, o cuando menos me habría evitado dificultades que eran innecesarias. Si bien sigo prefiriendo viajar a mi aire, debo reconocer que cuando se viaja en grupo, especialmente si es con personas queridas, amigos o familiares, el que uno de ellos (incluso si es uno mismo) haya tenido experiencia previa de haber viajado al lugar del caso resulta muy reconfortante.

jueves, 13 de abril de 2017

Dos vuelos extraños.

De Caracas a París (con jugo de naranja).
Cuando me instalé cómodamente en mi asiento del enorme 747, no sabía dos cosas: una del momento y otra a futuro.

Empecemos con lo que supe por estos días, que son el futuro de aquella fecha en Caracas. Resulta que para cuando escribo este blog, ya se ha anunciado que Air France retirará de su flota sus últimos tres B747. Tiene lógica, puesto que su flota es más bien Airbus, y toda linea aérea que quiera ser exitosa financieramente busca que su flota sea uniforme (eso hace más eficientes las labores de mantenimiento y el entrenamiento de sus tripulaciones). No sé si el Jumbo Jet en el que viajé pertenece a esos tres, pero como no creo que vuelva a volar con Air France antes de que se de la retirada de esas tres aeronaves, significa que puedo incluir en mi currículo viajero que yo sí viajé en un B747 de Air France.

Hacia las Europas...

La promesa cumplida

No recuerdo la fecha, ni la razón, pero tendría yo unos veinte años cuando, de visita en casa de mi abuela paterna, me acerqué a la mecedora donde nuestra Gran Matriarca contemplaba serenamente el devenir de los tiempos y así, sin más, le solté: "Abuela, ante usted le hago la promesa de que algún día voy a viajar a Europa".

Sin siquiera pestañear o demostrar extrañeza alguna por ese exabrupto, me miró un par de segundos y simplemente dijo: "pues ojalá se te cumpla". Y eso fue todo. Al menos para ella, que de seguro hizo borrón y cuenta nueva apenas desaparecí de su vista, pero para mí aquella declaración suya fue como una bendición venida de lo alto, y supe que sí, que algún día mis pies iban a hollar los suelos europeos.

De lo que no tenía idea era de que iban a pasar muchos años (ni sé cuantos, pero demasiados) para que aquella bendición surtiera efecto, y que además mis pies sí que iban a caminar por aquellas tierras... y por su historia.

viernes, 24 de marzo de 2017

España: Mi primer "brinco al charco".

Peregrinos de colores.
Mucho antes de "El Peregrino" de Paulo Coelho, yo había forjado un deseo: recorrer el Camino de Santiago. Francamente no recuerdo el origen de ese anhelo, ni siquiera cómo fue exactamente que tuve el primer conocimiento de la existencia de ese peregrinaje, el único que se conserva de los tres grandes que se realizaban ya en la Edad Media. Y de las tres rutas posibles, concretamente me atraía el Camino Francés, que discurre por todo el norte de España y empieza en Roncesvalles, desde Francia, y que es el recorrido por antonomasia de ese peregrinaje.

lunes, 20 de marzo de 2017

Mi primer viaje a México (V)

Martes, 21 de diciembre de 2004

Última mañana en el DF, Zoológico y regreso a casa
El martes de mi regreso iba a tener una mañana entretenida.  Según el programa que había gestado desde antes, ese día debía ir al zoológico, y nada más.  Pero durante mi encuentro con las lugareñas del sábado, habíamos quedado en vernos luego de mi visita al zoológico para ir a dar una última vuelta. No tenía idea de adónde, pero lo que fuera para despedirnos.